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Bolsa caca y trampas al solitario.

Quede por delante que me encanta la reciente sensibilidad con el principio de prevención en materia de residuos y que me ilusiona el beneficio ambiental que se puede lograr con la eliminación de las bolsas de plástico de un solo uso. Pero hay muchas formas de cumplir objetivos y planificar:

En las revisiones del Plan Nacional de Residuos Urbanos y, en particular, del Programa Nacional de Residuos de Envases y Envases Usados se incluirán las medidas para reducir el peso de la totalidad de los residuos de envases generados y fomentar la prevención de la contaminación y la aplicación del principio de responsabilidad de los productores.

En este sentido, me siento un poco decepcionado con la puesta en práctica de la Ley 10/1998, de 21 de abril, de Residuos, que en aplicación del principio de responsabilidad de los productores decía, entre otras:

…el productor, importador o adquirente intracomunitario, agente o intermediado, o cualquier otra persona responsable de la puesta en el mercado de productos que con su uso se conviertan en residuos, podrá ser obligado … a … elaborar productos o utilizar envases que, por sus características de diseño, fabricación, comercialización o utilización, favorezcan la prevención en la generación de residuos y faciliten su reutilización o el reciclado o valorización de sus residuos, o permitan su eliminación de la forma menos perjudicial para la salud humana y el medio ambiente…

Así pues, el problema viene cuando, la planificación de residuos (estatal o autonómica, es un tema monetario que no entiende de ideologías ni partidos), pretende un truco contable curioso: cumplir objetivos en materia de residuos de envases a cuenta de las bolsas de plástico de los establecimientos comerciales.

Por supuesto, me parece legítimo que las campañas de reducción de costes de los centros comerciales apelen a la conciencia cívica del personal. La estrategia es buena, tanto que ha sabido conseguir el favor de asociaciones ecologistas y del lobby de los residuos de envases.

Dejando de lado la semántica, ¿vamos a conseguir reducir el plástico que no se recicla? ¿A caso las bolsas de la basura no son de plástico? ¿Los carros de la compra y las bolsas del sueco de los muebles baratos son de algún material que no sea derivado del petróleo?

Nos quedaremos sin bolsas del super gratis, pero la cantidad de plástico en nuestro sistema será bastante similar a la actual. La trampa está en que, legalmente, no serán envases y habremos librado de toda responsabilidad a nuestros centros comerciales, Sistemas Integrados de Gestión y, por supuesto, a la clase política que legisla según lo que los intereses monetarios de los anteriores ordenan.

Por cierto, el Ayuntamiento de Madrid (que es el que más a mano me queda, pero imagino que no es el único) está dispuesto a multarte si tiras al contenedor amarillo cualquier cosa de plástico que no pague el impuesto revolucionario de Ecoembes. ¿Cómo afectará esto a la gran sopa de plástico? ¿a nuestros vertederos? ¿a los cientos de animales que mueren por culpa de los plásticos liberados en la naturaleza?

Otra alternativa podría haber sido forzar mecanismos de sustitución del material de las bolsas de los centros comerciales y supermercados. Tal vez a corto plazo y para el sector hubiese supuesto un coste importante, pero a medio y largo plazo el beneficio ecológico hubiese sido importante. Poder destinar parte del campo a cultivos productivos, capturando CO2 de la atmósfera para darle forma de bolsa no hubiese sido una mala opción. Pero estamos en crisis y crear puestos de empleo o mantener activos flujos monetarios no parece una prioridad.

Volviendo a mi inquietud profesional ¿es lícito trasladar al consumidor el coste del principio de responsabilidad del productor?

15 respuestas a «Bolsa caca y trampas al solitario.»

Estoy de acuerdo en la internalización de costes ambientales y su repercusión en el consumidor final, que será el que tenga que cambiar los hábitos.

Estoy a favor de la bolsa de plástico (hay modelos oxobiodegradables que reducen su persistencia física, pero lo importante no es que se «degrade» en mitad del monte, sino que se reutilice hasta la saciedad y finalmente se recicle… todo lo que se salga de ahí no tiene lógica).

Estoy en contra de la bolsa de patata pues que alguien me explique de dónde sale tanta patata en el mundo y cómo se transporta para convertirse en bolsa (al margen del olor a papas fritas que huele una fábrica de éstas).

La camapaña «plástico CACA» de Carrefour me parece demasiado agresiva y totalmente inchoerente… como si el tarro de colacao que venden no fuese de plástico.

Que se cobre una ecotasa por la bolsa, inversamente proporcional a la cantidad de usos que permite. Los ciudadanos, a pagar y a concienciarnos…. que saquen una ayuda de 400 euros para comprar carritos de la compra.

Sí, comparto contigo la repercusión de los costes… previa internalización, lo que me parece patético es después de 12 años de aplicación de la Ley 11/1997 estemos con el «bolsa caca»… es una prueba fehaciente de que no hemos hecho los deberes. Tal vez los consumidores tampoco, pero que el resto de los agentes implicados se descarguen de su responsabilidad de esta manera…

Y, por supuesto, me gustan más las instalaciones que huelen a bocata de calamares, para qué nos vamos a engañar.

Hay que estar atento a lo que dice el anuncio de BOLSA CACA. Independientemente de las bolsas de los productos de consumo ya sea madalenas o muebles, los datos que nos dan son si dejamos de consumir las simples bolsas que nos regalan para poder llevar la compra. Solo con ese pekeno gesto ya daremos un buen paso adelante.

No tengo claro como podriamos sustituir las bolsas de plastico q envuelven las maddalenas, pero creo que a todos nos keda claro como sustituir las bolsas de plastico del super.
Este es el mensaje q nos venden: facil y claro

BOLSA KK

Coincido plenamente en que hay que reducir el volumen de plástico que generamos y desechamos, especialmente de aquél que, por una mala gestión, termina en medio del campo (o del mar). También en que los consumidores, que somos al fin y al cabo quienes tenemos el poder de decisión (aunque no parezcamos conscientes de ello), deberíamos decir mucho en este proceso. Asumir nuestra responsabilidad y reducir en primer término, reutilizar en segundo y reciclar en último, los productos y envases que consumimos.

Lo que sí me parece triste (más que eso, tristísimo) es que las empresas aprovechen el menor resquicio para delegar sus responsabilidades, lo hagan «vendiendo en verde», como si iniciaran campañas de sensibilización, e incurran sistemáticamente en la demagogia. Porque no todo el plástico son las bolsas, y tanto o más plástico que ellas tienen otros envases, los productos envasados individualmente o las bandejitas de la carne.

Estamos en un país donde «reciclar es verde», cuando antes de romper una botella para hacer otra habría que reutilizarla mientras fuera posible. Ahorraríamos energía, recursos y tiempo. Y así, resulta indignante encontrarse con leyes que se soslayan con facilidad, empresas que lo hacen y políticos que lo permiten.

Saludos.

Albert: por supuesto, dejar de consumir plástico es importante ¿qué parte del plástico en nuestro sistema de consumo son bolsas de un sólo uso de supermercado? Mucha gente las reutilizamos utilizamos para tirar la basura. Atendiendo al mensaje y sus datos de reciclaje, ¿dónde van a parar las bolsas que no se reciclan? ¿Por qué sólo se recicla el 10%?

Trotalomas: El poder de los ciudadanos como consumidores es crítico, pero no convendría despreciar nuestra capacidad para influir en los gobiernos y la forma de gestionar, por ejemplo, una ley que ya en el año 1998 exigía la reducción del impacto ambiental de los envases ¿Qué a ocurrido estos 11 años para que ahora pueda venir un centro comercial a colgarse chapitas ecológicas por obligarnos a comprar las bolsas de plástico?

Confiar en los instrumentos de mercado para dar solución a ciertos problemas ambientales no es suficiente. El mercado tiene su propia forma de resolver este tipo de problemas: La mafia calabresa hundió barcos con residuos tóxicos en el mar

[…] Por cierto, una vez concluido que no sabemos qué sumar en concepto de “greenjob”, no se si es sostenible seguir publicando estudios sobre el empleo verde. Lo que sí está empezando a ser insostenible, en el eje social, es que los ciudadanos particulares (no sólo la sociedad civil) no puedan contrastar la información que reciben y participar efectivamente en los procesos de toma de decisiones. Sobre todo si se trata de la gestión de cuestiones de interés general, como son a día de hoy el empleo y el medio ambiente… o los residuos de envases. […]

Alvizlo, por supuesto que no es suficiente, pero sí necesario. Y, claro está, confiar en otras herramientas que tenemos los ciudadanos para decidir el camino que queremos seguir. Hacer efectivo el voto (no votar por votar, ni votar al mismo siempre, o simplemente «por fastidiar» a un partido, sino hacerlo por aquel que nos parezca el más indicado para resolver los problemas presentes y futuros). Como bien dices, es triste que haya transcurrido más de una década para encontrarnos con que una empresa «nos tira de las orejas» por hacer lo que hasta ahora nos han enseñado: a consumir indiscriminadamente.

Saludos.

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